domingo, 17 de enero de 2016

Una luna desvelada

Las luces de la ciudad hacía horas que estaban encendidas, pero aún se reflectía esa calidez en mis pupilas dilatadas.
Éstas chispeaban por no querer que otra luz las hiciese brillar, en querer que la noche se alargase tanto que la Luna se deslizase de puntillas cielo abajo hasta apoyarse en mi ventana para hacerme compañía y disfrutar de estas vistas de la ciudad.
Haría servir su camisón de luz, como sábana. Me arroparía en sus cálidas manos para que mis párpados pudiesen cerrarse sin que el miedo y la inseguridad me los reteniesen bien arriba, obligándome a estar mil y una noches en vela. Inseguridades que la Luna recogería y soplaría para hacerlas volar rápido por esta despejada bóveda celeste. Tan rápido que el fuego se apoderaría de todos esos miedos que no piensan ni un sólo segundo en darse a la fuga. Que el fuego las quemase, sin dejar rastro de ellas, ni siquiera de las cenizas que quedasen, que se las consumiese el viento. 
Éste entonces tendría una razón más para soplar con más intensidad, convirtiendo cada molécula de aire en un sueño son ganas de cumplirse, regalando una vela encendida a cada noche que está por unirse. Que su inapagable llama se colaría hacia mi interior iluminándome para que yo pudiese desprender mi luz propia, brillar por mi misma.
El viento y la Luna, sabiendo que eran cómplices de esta locura,  volverían a hacer lo mismo al final del día después de que ya no quedasen rastros del rojizo del atardecer, asegurándose que a la medianoche mis ojos bien cerrados quedasen.
Desalojarían el insomnio de mi mente poniendo en su lugar un plácido sueño que me acompañase en este viaje nocturno hasta que la luz de un nuevo día se filtrase por las rejillas de mi persiana, regalándome una oportunidad más para hacer las cosas bien, sacar todo lo malo dejando entrada a lo bueno, pisando bien fuerte en cada paso dejando huella. Pero sobretodo ese día, me daría una oportunidad más para aprender a quererme, para ser yo misma.
Que mis sentimientos están bajo mi piel y mi corazón en llamas; río y lloro a la vez. Quizás me cueste avanzar, pero conseguiré sentirme segura al andar.